Tailandia. Miles de inmigrantes de Birmania y Bangladesh seguían a la deriva en el mar del sudeste asiático mientras los gobiernos de la región rechazan hacerse cargo de las embarcaciones, ignorando los llamamientos a acabar con este juego de «ping-pong humano».
«Por favor, ¡ayúdennos!», suplicaban los ocupantes de un barco en el que viajan 300 inmigrantes rohingyas (minoría musulmana considerada como una de las más perseguidas del mundo por la ONU) cerca de las costas tailandesas, constató la AFP a bordo de un barco que ha podido acercarse hasta la embarcación.
«Unas diez personas han muerto durante el viaje. Tiramos sus cuerpos al mar», explicó uno de los inmigrantes a los periodistas.
«Llevamos dos meses en el mar. Queríamos ir Malasia, pero no hemos logrado llegar al país», señaló.
En el barco, una bandera negra indica en inglés «Somos rohingyas de Birmania», mientras una gran cubierta de lona protege del sol a los pasajeros, la mayoría muy delgados.
«No hemos comido nada desde hace una semana, no hay dónde dormir y mis hijos están enfermos», aseguró Sajida a la AFP.
Cerca de 2.000 personas han llegado en los últimos días hasta las costas malasias e indonesias, pero ambos países, que dicen temer la llegada de numerosas personas, rechazan todos los barcos de inmigrantes, condenándolos a permanecer en su prisión flotante.
Fuente: http://impactoevangelistico.net/